EN BUSCA DEL CÓMIC PERDIDO. RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA DEL CÓMIC EN FRANCÉS Y OTROS IDIOMAS RAROS
MICHEL MATLY(Instituto de Cultura y Tecnología, Universidad Carlos III)

Title:
In search of the lost comic. Recovering the memory of comics in French and other rare languages
Resumen / Abstract:
El cómic tiene poca memoria: buena parte de su producción del siglo XX es inaccesible al lector y al investigador, por ser agotada e irreproducible debido a derechos de autores que limitan su libre presentación a veces para más de un siglo. Este artículo presenta los que en Francia y otros países tratan de recuperar esta memoria, instituciones, aficionados, que adoptan diversas estrategias: referenciar los cómics, presentar su portada, añadir algunas páginas interiores, reproducir digitalmente la totalidad de la obra. Unos manifiestan su preocupación por el respeto de los derechos, otros menos: estos últimos son los piratas de internet y, curiosamente, las instituciones francesas tales como la Bibliothèque Nationale de France y la Cité Internationale de l’Image et de la Bande Dessinée, que proponen en sus páginas web cómics todavía no libres de derechos. Eso incita a reflexionar sobre un nuevo modelo de recuperación de los cómics abandonados, más ágil que el modelo actual. / Comics have a short memory: a large part of their 20th century production is inaccessible to the reader and the researcher, as it is out of print and impossible to reproduce due to authors' rights which limit its free presentation, sometimes for more than a century. This article presents those in France and elsewhere who are trying to recover this memory, institutions, amateurs, who adopt various strategies: referencing the comics, presenting their cover, adding a few inside pages, digitally reproducing the entire work. Some are concerned about the respect of rights, others less so: the latter are the internet pirates and, curiously, French institutions such as the Bibliothèque Nationale de France and the Cité Internationale de l'Image et de la Bande Dessinée, which offer on their websites comics that are not yet free of rights. This is an incentive to reflect on a new model for the recovery of abandoned comics, more flexible than the current model.
Palabras clave / Keywords:
La memoria del cómic, Derecho de cita, Patrimonio de la historieta, Historieta franco-belga/ La memoria del cómic, Right of quotation, Patrimonio de la historieta, French-Belgian Comics

EN BUSCA DEL CÓMIC PERDIDO

Recuperación de la memoria del cómic en francés y otros idiomas raros 

 

Tengo un amor secreto, se llama Zoubinette. La amo menos por sus elegantes formas enfundadas en seda que por su crítico paso por la Resistencia francesa. Fue dibujada en 1944 en el periódico colaboracionista Mérinos por Auguste Liquois bajo el seudónimo de Robert Duque. Los maquis son representados como un grupo salvaje de delincuentes, entre los que se encuentra el judío Isaac, con su nariz curvada y sus labios carnosos, en consonancia con los estereotipos antisemitas de la época[1]. El autor de la serie, Auguste Liquois, tuvo una carrera fascinante, pasando de comunista de preguerra a vichysta y antisemita durante los años del Estado francés, para volver a ser comunista después de la guerra. Dibujó entonces la biografía de un líder de la Resistencia, el coronel Fabien, y la serie Fifi gars du Maquis, antes de que sus camaradas, –algunos muy conscientes de sus excesos políticos– acabaran expulsándole de la revista Vaillant[2].

 

Ilustración 1: DUQUE, Robert, “Zoubinette”, Mérinos, 1944.

Las dos viñetas anteriores (Ilustración 1), reproducidas a partir del libro de Richard Medioni sobre Pif le Chien, parecen ser los dos únicos testimonios gráficos disponibles de la serie. En cuanto al resto, lo más que podemos saber es que Mérinos pudo tener 10 números (la Bibliothèque Nationale de France acompaña el número con un signo de interrogación), de los cuales al menos dos están disponibles en la planta baja de Tolbiac. 

Liquois también se encargó del diseño gráfico de Salvator en 1947 y de Satanax al año siguiente, lo que acarreó problemas similares. Los petits formats[1] que contienen sus aventuras son difícilmente accesibles, y hacerse con ellos es todo un reto. La dificultad de constituir un corpus es pues considerable para quien desee trabajar sobre la primera generación de superhéroes franceses, la serie de la posguerra que celebraba la supremacía ilustrada del hombre blanco, varias décadas antes que vinieran Superdupont, el Capitán Bíceps, Supermatou y otros superhéroes irrisorios. Salvator, Fantax, Atomas, Fulguros, Wonderman y Satanax probablemente conservaron un elemento de secretismo y misterio para sus lectores de la época, pero para el analista actual, el secretismo y el misterio son casi totales, dada la dificultad de acceder a sus aventuras. Las portadas de los tebeos en los que operaban (ilustración 2) están disponibles desde hace relativamente poco, gracias al trabajo específico de algunas páginas web francófonas de las que hablaremos más adelante, pero acceder al contenido de las historietas sigue siendo difícil. Para algunos de ellos, como veremos, hay que cruzar el Atlántico para encontrar algunas de sus aventuras, como Fantax, Satanax o Fulguros, los más afortunados, en la sección francófona de alguna página estadounidense.

 

Ilustración 2: ASCAIN, Claude, LORTAC, René y BRANTONNE, René, “Fulguros le Surhomme”, Pic y Nic n° 37, 1947.

Estos superhéroes no tienen ni la centésima parte de la notoriedad que tienen sus modelos estadounidenses, rara vez se estudian[3] y, de hecho, están prácticamente excluidos de la historia y la memoria del cómic francés. Sin embargo, forman parte legítima de ellas, mucho más que los jeroglíficos egipcios o el tapiz de Bayeux, que en ocasiones se vinculan a la historieta sin rima ni razón. Como Zoubinette, atestiguan la falta de memoria del cómic.

 

LA IMPORTANCIA DE LA MEMORIA DEL CÓMIC

Esta falta de memoria se traduce en la dificultad de identificar una parte considerable de los cómics y de acceder a su contenido. En el caso del cómic franco-belga, se trata sobre todo de petits formats, revistas de quiosco y tiras publicadas en la prensa generalista, que sin embargo constituyeron una parte importante de la producción del siglo XX. Es importante señalar que estas obras estuvieron destinadas principalmente a un público juvenil o popular, lo que hace que su olvido sea más soportable para los analistas académicos del medio, más interesados por historietas más ambiciosas en cuanto a guiones y grafismo. Se da preferencia a lo largo sobre lo corto, excluyendo así una gran parte de la producción, y a lo bueno sobre lo malo, lo que limita aún más el campo de estudio. Hace un tiempo, la investigación universitaria se centraba en los álbumes, ahora lo hace en las novelas gráficas, olvidando fácilmente el resto y dejándolo en manos de investigadores independientes.

Imaginemos dos investigadores académicos, uno en literatura y otro en cómic. El primero decide realizar su tesis de doctorado sobre Los hermanos Karamázov. Para no estar sometido a las vicisitudes del préstamo bibliotecario, decide comprar el libro; por ejemplo, la edición de Alba de 2013, al precio de 40 euros. El libro no es pequeño, pues tiene algo más de 1.000 páginas y pesa 1,6 kilos, lo que nos da un Dostoievski a 25 euros el kilo.

El segundo, un apasionado de los tarzánidos[4], se interesa por el petit format Akim, rey de la jungla, una serie italiana que ha sido traducida al francés. Es poco probable que la biblioteca de su universidad disponga de un solo número, así que tiene que comprar los cómics en el mercado de segunda mano. No hay manera de conseguirlos gratis: la obra ya es antigua (empezó en los años cincuenta) pero, en un triste ejemplo de la longevidad de los creadores de cómics, el guionista de la serie, Robert Renzi, murió en 2018 a los 95 años. Aunque sus herederos conservan los derechos, habrá que esperar a finales de siglo para que Akim caiga de su liana al dominio público.

La colección de petits formats de Akim (primera serie) consta de 856 números, que pueden encontrarse con un poco de esfuerzo y mucho tiempo en las páginas de venta en línea. El primer número (ilustración 3) tiene un precio que oscila entre 200 y 300 euros, y los números siguientes cuestan menos, entre 4 y 15 euros dependiendo de la rareza y el estado de conservación. Así pues, uno puede convertirse en el orgulloso propietario de la colección completa por algo más de 5.000 euros: si se calcula que cada ejemplar pesa unos 200 gramos, Akim se cotiza a más de 300 euros el kilo, diez veces más caro que el clásico ruso. Definitivamente, la literatura es un arte barato.

 

Ilustración 3: RENZI, Roberto y PEDRAZZA, Augusto, Akim, fils de la jungle nº 1, Aventures y Voyage, 1958.

Más allá de estas absurdas comparaciones, las diferencias entre los dos investigadores son evidentes. En cuanto el investigador de cómics decida no limitarse al estudio de historietas muy antiguas o muy recientes, se enfrentará a una búsqueda de corpus que resultará, en el mejor de los casos, larga y difícil, y en el peor, imposible. La opción fácil es limitarse a los siglos XIX y XXI, mientras que el siglo XX –el siglo que vio nacer la industria del cómic y la diversificación de sus temas y técnicas– queda en gran medida fuera de los límites. Incluso si consigue hacerse con las obras, el doctorando se topará con otro problema, el de la cita gráfica, con titulares de derechos a veces reacios a concederla o incluso simplemente difíciles de identificar.

Por inaccesibles, estas uvas son demasiado verdes y buenas para los canallas[5]: es obvio que los petits formats y muchos de los otros cómics que les son contemporáneos no aspiran a alturas literarias ni a innovaciones gráficas y el investigador se consuela por no haber tenido acceso a ellos, calificándolos por ello de mediocres. Dos buenas razones se oponen a esto: la primera es que, sea cual sea su calidad, estas obras forman parte de la memoria del cómic y pasarlas por alto es privarse del conocimiento de la historia del medio. La segunda es que estos cómics forman parte de las representaciones de la época en la que fueron creados y, como tales, son testimonios históricos del mismo modo que otras obras de ficción. Más allá de sus aventuras, Fulguros y Akim proporcionan al analista claves sobre la visión de la colonización, las relaciones de género, la convivencia con el otro, útiles para quienes reflexionan sobre la evolución histórica de estos temas societales.

A continuación, presentamos los trabajos, en papel y en formato digital, que están contribuyendo a la recuperación de la memoria del cómic. No pretendemos que esta presentación sea exhaustiva, y es probable que se hayan pasado por alto algunas iniciativas, por lo que pedimos disculpas a sus autores. Sin embargo, estimamos que esta descripción proporciona una prueba suficientemente razonable de los esfuerzos que se realizan para alejar una gran parte de los cómics del olvido.

 

PASARELAS A LA MEMORIA DE LOS CÓMICS

Hasta finales del siglo XX, pocos documentos ofrecían una visión de conjunto de los cómics publicados en las décadas precedentes. Esta situación ha ido cambiando poco a poco, con obras enciclopédicas que pretenden, ante todo, dar a conocer al lector las grandes evoluciones del medio, el abanico de sus publicaciones y presentar los ejemplos más interesantes, característicos y emblemáticos de su pasado y de su presente. El objetivo principal es suscitar interés, poner de relieve las obras innovadoras y de calidad, los éxitos comerciales; en resumen, confirmar la respetabilidad del medio. La voluntad de ser exhaustivo, de enumerar obras consideradas menos importantes como los petits formats o las historietas aparecidas en prensa, vendrá más tarde, también en un primer momento en forma de publicaciones clásicas.

Ante el rápido crecimiento de la producción de cómic y la ambición de mantener un registro cada vez más detallado del mismo, el modelo económico de la enciclopedia, ya tenso en sus orígenes (obras que superan el millar de páginas, con millares de ilustraciones), resulta ahora difícil de mantener frente a las iniciativas digitales: páginas generalistas o dedicadas, foros y fanzines conquistan la red, ofrecen gratuitamente su información a sus lectores, multiplican sus ilustraciones hasta el infinito, se copian unos a otros, intercambian con sus lectores, a veces facilitan cotizaciones y anuncios de venta, y respetan más o menos los derechos de autor, todo ello prohibido a los editores convencionales. Estas páginas web, que toman el relevo de las enciclopedias de papel, desempeñan hoy un papel esencial en la recuperación de la memoria del cómic.

Monstruos de papel

Debemos rendir homenaje aquí a autores como Claude Moliterni, Patrick Gaumer, Maurice Horn y Henri Filippini, que publicaron las primeras enciclopedias sobre el cómic a finales de los años noventa y principios de los dos mil (véanse las ilustraciones 4, 5, 6 y 7). La publicación de sus obras coincide con el cambio de milenio, un cierto cambio de mentalidad y una mayor consideración del cómic.

 

Ilustración 4: GAUMER, Patrick y MOLITERNI, Claude, Diccionario del Comic Ilustrado, Larousse Planeta, 1996. Ilustración 5: HORN, Maurice y GAUMER, Patrick, The World Encyclopedia of Comics, Chelsea House Pub, 1998. 
 Ilustración 6: GAUMER, Patrick, Larousse de la BD, Larousse, 2004. Ilustración 7: FILIPPINI, Henri, Dictionnaire de la bande dessinée, Bordas, 2006. 

Estas obras enciclopédicas están formidablemente documentadas, ocupan unas 1.000 páginas, contienen entre 1.000 y 2.000 ilustraciones, abarcando varios miles de creadores. Aún hoy, constituyen un punto de entrada indispensable para una comprensión general de la historia mundial del cómic, en cierto modo la espina dorsal de su memoria.

También hay que mencionar los catálogos BDM[6], que son a la vez enciclopedias y “argus” (proporcionan precios de referencia de las obras), una iniciativa que comenzó a finales de los años setenta del siglo pasado. El primer volumen publicado en 1979 (ilustración 8) tenía 448 páginas, mientras que la 23ª edición (ilustración 9), dirigida por Philippe Mellot, antiguo redactor jefe de Charlie Mensuel y Pilote, tiene 1.680 páginas y pesa algo más de 1,6 kilos. La guía BDM pretende ser exhaustiva, enumerando todos los cómics desde 1829, añadiendo con el tiempo los petits formats y los mangas traducidos al francés, así como varios centenares de periódicos, un reto cada vez más difícil[7].

 

Ilustración 8: Colectivo, BDM nº 1, Guide de la Bande dessinée, Horus, 1979  Ilustración 9: MELLOT Philippe (dir), BDM nº23, 2023-2024 Trésors de la bande dessinée, Les Arènes, 2022.

Cabe mencionar otras iniciativas en papel de carácter exhaustivo: la Anthologie historique de la bande dessinée de Victor Cypowyj y la Encyclopédie Thomassian des bandes dessinées de petit format de Gérard Thomassian. La Anthologie historique de la bande dessinée (ilustración 10), que comenzó en 2013, consta de unas 7.000 páginas y 3 volúmenes que abarcan los cómics de antes de la segunda guerra mundial, los diarios y publicaciones periódicas de posguerra y las historias completas de posguerra. Está previsto otro volumen sobre los petits formats. Las obras se presentan comentadas, con reproducciones de las portadas y ejemplos de las páginas interiores.

 

Ilustración 10: CYPOWYG, Victor, Anthologie Historique de la Bande dessinée. 1994. 

 

La Encyclopédie Thomassian des bandes dessinées (ilustración 11), publicada a partir de 1994, consta ahora de 3 volúmenes y 8 tomos, siguiendo el mismo principio de presentar las portadas de los petits formats y ejemplos de las páginas interiores. Gérard Thomassian amplía sus publicaciones con la página web Encyclo-BD, en la que también revela el minucioso trabajo que precede a su censo: como ejemplo, aquí están las notas manuscritas que trazan la serie Mr. TV, la historia principal de la revista Mystic, publicada por Artima entre 1957 y 1958.

 

Ilustración 11: THOMASSIAN, Gérard, Encyclopédie Thomassian de la Bande dessinée, Fantasmask, 1994  

 

La era digital

Hoy en día contamos con decenas de miles de creadores de cómics, pasados y presentes, y varios millones de obras de todas las nacionalidades. Limitarse a referenciar y describir los cómics sin mostrarlos sería obviamente contrario a la esencia del medio, y tratar de mostrar siquiera una fracción de las imágenes resulta cada vez más difícil de conciliar con las limitaciones editoriales de las enciclopedias en papel. La existencia de un canal multimedia como internet, su apertura a un gran número de aficionados deseosos de compartir sus conocimientos y su comprensión del cómic, y su accesibilidad inmediata, permiten dar un nuevo paso en consonancia con el tamaño del sector, referenciar todo lo que se ha publicado y se sigue publicando, mostrar las portadas, e incluso publicar la totalidad de las obras en el campo minado de los derechos de autor.

Por poner sólo un ejemplo, el fanzine franco-belga Auracan, de Marc Carlot, publicado entre 1990 y 1999, acabó desapareciendo y fue sustituido por una página web homónima. Sin duda, esto tiene algo de paradójico: al igual que los libros, los cómics son objetos de papel, y a sus aficionados les gusta olerlos, palparlos, sorprenderse antes de pasar la página. Pero, a diferencia de los libros, el cómic ha tardado en introducirse en las bibliotecas, muchas de sus obras se han perdido o han quedado encerradas en colecciones privadas por lo que descubrirlas y estudiarlas supone ahora un laborioso proceso de exhumación y, en última instancia, de digitalización.

Hay varias etapas en el proceso de recuperación, la primera de las cuales es, obviamente, confirmar la existencia del cómic, referenciarlo, enumerar las historias que contiene y sus autores. La segunda es proporcionar una muestra gráfica (portada y posiblemente uno o dos ejemplos de páginas interiores). La tercera y última etapa consiste en poner la obra completa a disposición de los lectores para su lectura o descarga. La dificultad en cada una de estas etapas radica no sólo en la accesibilidad de los cómics, sino también en la existencia de derechos de autor y en las reacciones, a veces virulentas, de los titulares de los derechos. Mientras que la primera etapa deja evidentemente indiferentes a los editores, la segunda puede ser ya una fuente de irritación (los ejemplos de páginas pueden ser aceptados en un país, pero no en otro) y la tercera es una zona de conflicto.

Existen diferencias considerables entre países y lenguas de publicación, con resultados un tanto sorprendentes: en el mundo hispanohablante, los editores aceptan los derechos de cita gratuitos y las pocas páginas privadas (aún ilegales) que ofrecen cómics completos intentan no obstaculizar sus ventas en papel respetando un plazo antes de digitalizar las obras recientes. En el mundo anglosajón y, en particular, en Estados Unidos, el cómic es, sin duda, el medio más vigilado y el más pirateado: los grandes editores se apresuran a atacar a quienes reproducen obras de las que poseen los derechos y, a pesar de ello, es extremadamente fácil obtener cómics ilegalmente en páginas que tienen por norma digitalizar no sólo las obras más antiguas, sino también las novedades en tiempo real a partir de sus ediciones en papel. En el mundo francófono, los editores se apresuran a hacer valer sus derechos[8], tolerando las páginas que muestran algunos ejemplos de páginas y, salvo algunas excepciones menores, en la actualidad prácticamente pocas son las páginas legales o ilegales que ofrezcan obras completas, libres o no de derechos[9].

 

RECUPERAR LA MEMORIA DEL CÓMIC FUERA DE LA FRANCOFONÍA

Estados Unidos

En Estados Unidos, varias páginas de referencia ofrecen información sobre los cómics del país. Algunos ejemplos son Stripper’s Guide para las tiras publicadas en los periódicos antes de la explosión de los cómics, The Fabulous Fifties para los cómics de los años cincuenta (que publica algunas páginas de historias referenciadas por la página), Inducks, una base de datos de cómics de Disney, y Who's Who para los cómics estadounidenses entre 1928 y 1999. Algunos de estas páginas tienen ambiciones internacionales, como The Grand Comics Database, que afirma referenciar más de 3,6 millones de historias y 1,1 millones de portadas de álbumes, revistas y comic books de todos los países del mundo.

Dos páginas, Digital Comic Museum y Comic Book Plus, merecen una mención especial: se han comprometido a digitalizar integralmente todos los cómics estadounidenses libres de derechos de autor publicados hasta los años cincuenta y ponerlos a disposición del público. Comic Book Plus cuenta con algo más de 42.000 cómics que pueden leerse en línea o descargarse, y Digital Comic Museum tiene una colección similar en Estados Unidos (unos 40.000 periódicos y cómics).

Comic Book Plus también tiene secciones en otros idiomas, principalmente en español (3.000 títulos) y en francés (1.100 títulos), así como un número menor de títulos en alemán, árabe, catalán, hindi, neerlandés, italiano, filipino, portugués y rumano. La sección francesa incluye varias revistas antiguas, como Les Petits Albums pour Rire (publicada a partir de 1854), pero la mayor parte de la colección está formada petits formats de los años cuarenta y cincuenta, contemporáneos de las épocas dorada y plateada del cómic estadounidense. Aquí se encontrará algunas historias de Fantax, Satanax y Fulguros. A continuación, se muestran algunos ejemplos de obras disponibles íntegramente en catalán, francés o árabe (ilustraciones 12, 13 y 14 ):

 

Ilustración 12: Historia i Legenda nº 1, 1956.

 

Ilustración 13: D'ALVIGNAC, Jean y LIQUOIS, Auguste, Satanax nº 2, 1948. Ilustración 14: Alf Lila nº 2, Bagdad, 1964.

Digital Comic Museum y Comic Book Plus afirman que los cómics digitales ofrecidos para su lectura y descarga ya no están sujetos a derechos de autor, lo que no es exactamente cierto; por poner sólo un ejemplo, René Brantonne murió en 1979, por lo que, en principio, sus obras no estarán libres de derechos de autor hasta 2049, y sin embargo se reproducen íntegramente. Sobre todo, los dos sitios evitan cuidadosamente los cómics de los planetas Marvel y DC que, preocupados por el reciclaje constante de sus héroes, velan celosamente para que no se reproduzcan sus obras.

De hecho, otros sitios alegales dan acceso a todos los cómics, incluidos los de los dos gigantes, lo que permite analizarlos, pero no citarlos gráficamente, incluso con fines de investigación académica. Algunas de estas páginas pueden estar especializadas en títulos antiguos, pero otras páginas digitalizan las nuevas publicaciones en cuanto salen al mercado, ya sean de los dos gigantes o de otras editoriales más pequeñas. Si se quiere leer en pantalla por ejemplo los últimos episodios de Wasp (Marvel), Push (DC), Dune (Boom) o Star Trek (IDW) publicados en los últimos meses, es posible hacerlo, aunque no es muy recomendable mencionarlo, ya sea por ética o por miedo a la justicia. La existencia de estas páginas puede ser una de las causas de la paranoia de los editores: según la experiencia del autor de estas líneas, incluir una imagen de un cómic reciente en un artículo científico, aunque se haya comprado legalmente, es exponerse a ser perseguido[10] .

 

Países Bajos

En lo que respecta al cómic neerlandés, la página web de Dirk Arend ofrece los estudios más completos, pero el recurso más interesante para demostrar nuestros propósitos es la página de Lambiek. Fundada en 1968 en Ámsterdam por Kees Kousemaker, Lambiek afirma ser la librería de cómics más antigua de Holanda, si no del mundo. Además de sus actividades comerciales, con los años se ha convertido en un centro de investigación, reflexión e intercambio sobre el cómic. La página web Lambiek se creó en 1994 y actualmente se publica en neerlandés e inglés. Una edición en francés (ilustración 15) duró 10 años, de 2002 a 2012, y un intento en español desde México (ilustración 16) nunca vio la luz.

 

Ilustración 15: Lambiek Comiclopedia, edición en francés.  Ilustración 16: Lambiek Comiclopedia, proyecto de edición en español.

El principal atractivo de la página de Lambiek es su Comiclopedia, que contiene casi 14.000 fichas de dibujantes de todo el mundo, ilustradas con ejemplos de su trabajo: hay biografías traducidas de diversas fuentes sobre dibujantes franceses (véase la de Liquois en ilustración 17), españoles y de otros países. También hay dosieres sobre revistas como Pilote, Raw, Spirou, Tintin, Vaillant/Pif Gadget y Wimmen's Comix, así como dos desarrollos históricos, sobre el cómic holandés y, curiosamente, sobre el cómic búlgaro. En este último dosier, la historia de Raiko Aleksiev, dibujante asesinado a golpes por burlarse de Stalin cuando los comunistas llegaron al poder en 1944, recuerda la de Carlos Gómez Carrera, alias Bluff, fusilado en 1940 por sus caricaturas de Franco.

 

Ilustración 17: Lambiek Comiclopedia, "Auguste Liquois" (extracto), basado en Larousse de la BD de Patrick Gaumer.

 

Mundo hispánico

La recuperación de la memoria del cómic en España y en los países hispanohablantes es claramente excepcional, debido a los esfuerzos realizados desde hace tiempo para catalogar los cómics, proporcionar información razonada sobre cada uno de ellos y, en su mayor parte, facilitar ejemplares digitales. El principal actor es la Asociación Cultural Tebeosfera (ACyT), creada en 2001, que combina una revista científica indexada con una impresionante página web de información. La asociación Tebeosfera hizo un encomiable esfuerzo por despoblar los bosques españoles publicando en 2013 una versión en papel de su Gran Catálogo de la Historieta (ilustración 18), que referenciaba casi todos los tebeos e historietas publicados en España. La asociación decidió no convertirlo en una publicación anual, sin duda debido a las quejas de los socios más veteranos, incapaces de sostener el pesado volumen.

 

Ilustración 18: ACyT Ediciones, Gran Catalogo de la Historieta 1880-2012, 2013.

La página web de Tebeosfera incluye el Catálogo de los tebeos, que ofrece fichas sobre casi todo lo publicado en España, es decir, casi 22.000 colecciones de tebeos españoles (álbumes, títulos de revistas) desde la segunda mitad del siglo XIX hasta nuestros días, lo que supone un total de unos 320.000 tebeos (sin contar algunas obras teóricas sobre el cómic). También hay fichas de ediciones antiguas que se remontan a El Museo Universal publicado en 1851 (ilustración 19) hasta todo lo publicado en el año en curso (ilustración 20). Desde hace unos años, Tebeosfera amplía esta misma labor con una base de datos similar, Cómics del mundo, que reúne alrededor de 2.000 colecciones de cómics de otros países, la mayoría de habla hispana, de México (como en este caso la revista Pepín; ilustración 21), Cuba, Argentina, etc., con un total de casi 120.000 cómics adicionales.

 

Ilustración 19: El Museo Universal nº1, Gaspar y Roig, 1857.

  

Ilustración 20: MARQUINA, Javier y CODINA, Rosa, Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea, ECC, 2023.  Ilustración 21: Pepín nº 30, Editorial Juventud S. A. de México, 1936.

Desde 2016, Tebeosfera también ofrece a sus miembros versiones completas de cómics que han pasado al dominio público o están a punto de hacerlo, conocidas como "tebeovisores". Hasta la fecha, se han digitalizado 56.000 cómics, de los cuales 20.000 tebeovisores libres de derechos accesibles a los miembros de la asociación Tebeosfera, más 36.000 tebeovisores aún con derechos de autor reservados al "club privado" del equipo de escaneado. Un ejemplo de los primeros es la revista Un... Dos... publicada por la Falange Española en Cádiz durante la Guerra Civil (ilustración 22).

 

Ilustración 22: Un… dos… nº 5, Falange de Cádiz, 1937.

Podemos mencionar otras iniciativas, entre ellas una de la Universidad de Salamanca, que pretende digitalizar y distribuir los 213 números de la revista Hermano Lobo, publicados entre 1972 y 1976 (obras que no son del dominio público). En segundo plano, existen varias decenas de páginas web digamos alegales. La principal, creada en 2003, pretende digitalizar todo lo publicado en lengua española, y con el tiempo casi lo ha conseguido: estas páginas, ciertamente poco preocupadas por la legalidad, permiten descargar la mayoría de los periódicos, álbumes, revistas y fanzines publicados en España e Hispanoamérica desde tiempos inmemoriales hasta hace poco. La mayoría de colaboradores se esfuerzan por no digitalizar obras nuevas hasta pasados unos meses, para no incomodar a los editores; otros, impacientes y entusiastas, incluso publican obras que no existen todavía, sino que son traducciones caseras de obras extranjeras que los editores no han decidido aún distribuir en el mercado español.

Otros países

A modo de ejemplo, cabe mencionar algunas páginas nacionales como UBC Fumetti, creada en 1996 para documentar los cómics italianos; AusReprints, creada en 2003 para los cómics australianos, o Bear Alley, para los cómics británicos. Por lo que respecta al Reino Unido, al igual que en el caso del cómic estadounidense, existen varias páginas no legales que digitalizan o centralizan cómics digitalizados por otros, evitando, por cortesía, los años o décadas más recientes para no perjudicar las ventas de los editores.

 

LA MEMORIA DIGITAL DEL CÓMIC EN FRANCÉS

Si hay algo específico del mundo francófono en lo que se refiere a la recuperación de la memoria del cómic, en comparación con España, el Reino Unido o Estados Unidos, parece ser la ausencia de páginas que ofrezcan versiones digitalizadas ilegales[11]. No siempre ha sido así. Por ejemplo, la página EmuleBDZ se había comprometido a digitalizar y poner a disposición en línea todo lo que se hacía en otros países, pero en los últimos años sólo ha sido accesible esporádicamente y finalmente ha terminado por desaparecer. Se presentan aquí abajo las principales fuentes localizadas, algunas con vocación enciclopédica, la mayoría ahora en forma digital, incluyendo tanto iniciativas institucionales como privadas.

Los actores institucionales

La Bibliothèque Nationale de France (BnF)

La Biblioteca Nacional de Francia ha publicado en su página web Gallica una serie de escaneados de revistas de historietas, entre ellas Mon Camarade (ilustración 23), publicada por ESI entre 1935 y 1939 bajo los auspicios de la Fédération des enfants ouvriers y paysans y la Association des écrivains y artistes révolutionnaires. La publicación incluye la serie Toto y Toutoune en Espagne, uno de los pocos cómics franceses pro-republicanos contemporáneos a la Guerra Civil española.

 

Ilustración 23: Mon camarade nº 1, 1935. 

 

Bibliotecas públicas

En Francia existen también otras especificidades en este campo: desde las dos últimas décadas, las adquisiciones sistemáticas por parte de las bibliotecas municipales se han generalizado, y son un medio cada vez más popular de acceder a obras recientes garantizando en cierto modo la preservación de la memoria del cómic del siglo XXI. Algunas de estas bibliotecas ofrecen cómics en formato digital, como la de París, que cuenta con casi 1.800 títulos.

 

La Cité Internationale de l’Image y de la Bande Dessinée (CIBD)

La CIBD juega también un papel fundamental en esta difusión. En 1984, la Biblioteca Nacional de Francia firmó un acuerdo de "Centro asociado de intercambio documental" con la biblioteca municipal de Angulema, cediéndole el segundo de los ejemplares del depósito legal de cada cómic editado. En 2015, cuando esta cesión llegó a su fin, la colección denominada Dépôt-Légal (DL) en posesión de la biblioteca de la Cité ascendía a más de 61.000 álbumes, a los que habría que añadir las colecciones propias de la Cité, que actualmente suman más de 96.000 álbumes y 141.000 números de publicaciones periódicas francesas y extranjeras[12]. La biblioteca de la CIBD dispone así de una colección prácticamente exhaustiva de las obras publicadas desde 1984.

La Cité digitaliza actualmente numerosas publicaciones, poniendo a disposición cinco colecciones temáticas (Primera Guerra Mundial, cómic mudo, cómic de animales, piratas, imágenes de la Maison Quantin), una veintena de colecciones de autores (Caran d'Ache, Louis Forton, Benjamin Rabier, etc.) y una veintena de colecciones de publicaciones periódicas publicadas entre finales del siglo XIX y principios del XX, entre las que destaca L'épatant, revista publicada entre 1908 y 1939 (ilustración 24).

 

Ilustración 24: L'épatant, Julio de 1912.

 

Páginas omnívoras

Bédéthèque

Desarrollada en 1998 por el informático Philippe Magneron, la plataforma BD Gest' era inicialmente una herramienta destinada a permitir a los abonados gestionar sus colecciones de cómics. En 2001 se creó la página web Bédéthèque, con una base de datos digital dedicada al cómic. Diez años después, la página contaba con 70.000 álbumes; ahora dispone de unos 375.000 álbumes, 65.000 series y 42.000 revistas y unos 45.000 autores. La página destaca por su presentación ordenada y rigurosa y su facilidad de consulta, sobre todo en lo que se refiere a las series. Inicialmente impulsada por el deseo de catalogar álbumes recientes (véase por ejemplo la serie SuperDupont, ilustración 25) y de introducir las novedades en tiempo real, ahora se esfuerza por reunir en su base de datos obras más antiguas o petits formats, como las múltiples aventuras del tarzánido Zembla (ilustración 26).

 

Ilustración 25: LOB, GOTLIB y al, SuperDupont, Fluide Glacial (8 tomos + 2 “Hors-série”), 1977-2015. Ilustración 26: PEDRAZA Augusto y al, Zembla, Lug (479 números), 1963-1994. 

El excelente motor de búsqueda de la Bédéthèque permite por ejemplo a los aficionados interesados en historietas antiguas sobre la Resistencia francesa encontrar algunas obras publicadas después de la Segunda Guerra Mundial, como Les Trois Mousquetaires (aquí reeditada en los años sesenta, ilustración 27), Porteplum dans le maquis (ilustración 28), Gilles du Maquis (ilustración 29) y Bernard Chamblet dans le maquis (ilustración 30).

Ilustración 27: MARIJAC, "Échec à la Gestapo", Les Trois Mousquetaires nº 2, Albatros, 1967. Ilustración 28: COPPAZ, T, Porteplum dans le maquis, Édition du Cep, 1945. 
Ilustración 29: CLOVAL y PINCHON, Joseph Porphyre, Gilles du maquis, Chagor, 1948. Ilustración 30: LE RALLIC, Étienne, Bernard Chamblet dans le maquis, Vigor nº47/HS2, Artima, 1957.

 

BdoVORE

En la misma línea que la anterior, BdoVORE se lanzó en 2004. Su objetivo es ayudar a los coleccionistas de cómics, manga y tebeos presentando un catálogo razonado de álbumes y publicaciones de todos los géneros. Actualmente cuenta con más de 350.000 álbumes y 50.000 series en su base de datos. Se mantiene al día de las últimas publicaciones, evaluadas progresivamente por sus lectores, como el último álbum de la serie Dessous de Saint Saturnin de Bruno Heitz, publicado en 2023 (ilustración 31). También presenta la portada de publicaciones más antiguas, como la serie Fifi gars du maquis (ilustración 32) dibujada por el imprescindible Auguste Liquois.

Ilustración 31:HEITZ Bruno, Le garage de Gégé, Gallimard, 2023.

Ilustración 32: LECUREUX, Roger. y LIQUOIS, Auguste, Fifi, Gars du maquis, Vaillant, 1946.

 

BDZoom

Fundado por Claude Moliterni, Philippe Mellot y Laurent Turpin, y ahora en manos de Turpin y Gilles Ratier, BDZoom pretende informar sobre los estrenos actuales y profundizar en el conocimiento del patrimonio del cómic europeo, con excelentes artículos escritos a menudo por el propio Ratier y otros especialistas. Se encontrarán inestimables ilustraciones de las aventuras de nuestros héroes favoritos, como las ambientadas en la Segunda Guerra Mundial y el final del conflicto: Suzel la petite Alsacienne (ilustración 33), Bernard Chamblet (ilustración 34) o Fifi gars du maquis (ilustración 35), o en el bando de los superhéroes los franceses Fantax (ilustración 36) y los italianos Misterix (ilustración 37) y l'As de Pique (ilustración 38), obra temprana de Hugo Pratt.

Ilustración 33: PINCHON, Joseph Porphyre, “Suzel la petite Alsacienne”, Wrill, 1945. 
Ilustración 34: LE RALLIC, Étienne, Bernard Chamblet, Wrill, 1945. 
Ilustración 35: LECUREUX, Roger. y LIQUOIS, Auguste, Fifi, Gars du maquis, Vaillant, 1946.
Ilustración 36: CHOTT y MELWYN-NASH, J-K, Fantax, Paris-Monde Illustré, 1946.
Ilustración 37: CAMPANI, Paul y GARNIER, Max Massimino. MIsterix, Le Piú Belle Aventure, 1946.
Ilustración 38: PRATT, Hugo, FAUSTINELLI, Mario y ONGARO, Alberto, L'Asso de Piche, 1945.

  

La Database BD du Loup y BD-pf

Desarrolladas por Pierre Prokov, Database BD du Loup y su hermana pequeña BD-pf pretenden listar todas las publicaciones francófonas, franco-belgas, quebequesas o suizas, ya sean obras originales o traducciones de Estados Unidos o Japón. La presentación es algo troglodita, pero la página es una fuente de información considerable. En 2021 (últimas estadísticas facilitadas por esta página), la base de datos afirma censar 321.000 cómics, entre álbumes, publicaciones periódicas y traducciones de cómics y mangas: una cifra que le permite ofrecer en su página una cronología de las publicaciones (ilustración 39), poniendo de relieve la evolución del medio del cómic francófono: La importancia histórica de las tiradas de periódicos hasta al menos los años setenta, las historias completas de los años treinta a los cincuenta, la explosión de los petits formats de los años sesenta a los ochenta (entre 50 y 100 millones de ejemplares vendidos en los mejores años), el crecimiento del álbum a partir de los años setetnta y la aparición y dominación del manga a partir del cambio de siglo.

Ilustración 39:Distribución de las apariciones entre 1931 y 2015. Elaboración propia a partir de la información disponible en Database BD du Loup.

 

Database BD du Loup está estructurada según las categorías mencionadas en la ilustración 39. Proporciona para cada título la lista y el contenido de los números, acompañados muy pocas veces por una muestra de portada. BD-pf, en cambio, es más gráfica y ofrece pequeñas reproducciones de muchas de las portadas. Siguiendo con el tema de la Resistencia francesa, se puede citar una referencia inédita, Les trois maquisards, sin reproducciones de portadas (la ilustración 40 procede de IberLibro, una librería española en línea especializada en publicaciones descatalogas).

Ilustración 40: JAC, Fra y JAC, Ray, Les 3 maquisards, Éditions farciennes, 1945. 

 

Otras páginas web

Como su nombre indica, ActuaBD se centra en la actualidad del cómic: lanzamientos, eventos, entrevistas y venta de planchas originales. También hay que mencionar BDParadisio, una web belga creada en 1996 por Catherine Henry y Alexandre Beaudoux, cuya actividad se ralentizó un poco con el cambio de milenio; Hoy en día, es esencialmente un foro de intercambios sobre cómics, que ofrece información, debates y reseñas sobre varios miles de obras. Como legado de una versión anterior, hay una serie de fichas y planchas en línea de algunas de las publicaciones de los años 2000 (de hasta treinta páginas, excepcionalmente completas en algunos casos).

 

Páginas web de cómics de quiosco

Entre las páginas que se dedican específicamente a los cómics vendidos en quioscos de prensa destaca una de ellas, Kiosque Juventa, especialmente digna de mención ya que permite leer la totalidad de los cómics recopilados, mientras las demás páginas citadas ofrecen a los lectores reproducciones de las portadas de periódicos y revistas, a veces con poco más que uno o dos ejemplos de las páginas interiores, aunque en algunos casos proporcionan información importante, como veremos.

Kiosque Juventa

Creado en 2020 por Encrage éditions, Kiosque Juventa, ofrece acceso en línea a contenidos completos de números (o hasta años completos) de una treintena de revistas ilustradas. Entre las más antiguas figuran La semaine de Suzette, nacida en 1905, L'intrépide, aparecida cinco años más tarde, y Les Trois Couleurs (ilustración 41), que celebró la victoria de la Primera Guerra Mundial en 1919. Publicaciones más recientes datan de los años treinta o cuarenta, como la revista Tarzan de Del Duca, publicada en la Zona Libre a partir de 1941 (los suscriptores recibían una carpeta con fotos del mariscal Pétain), o Récréation (ilustración 42), que apareció en 1946 y presentaba historias sobre la Resistencia francesa antes de que la ley del 16 de julio de 1949 las aboliera en nombre de la lucha contra la violencia en los cómics.

Ilustración 41:Les Trois Couleurs, 1919.

 Ilustración 42: Récréation, 1946.

BDoubliées

BDoubliées fue creada a finales de 1998 por el informático Bernard Coulange, quien todavía gestiona la página, con contribuciones ocasionales de los usuarios. Al principio, la página se dedicaba a recopilar resúmenes de petits formats injustamente olvidados, antes de pasar a ofrecer una descripción documentada de las revistas de historietas, sus series y autores. En la actualidad, la página contiene unas 83.000 páginas y 27.000 ilustraciones. Contiene información sobre casi 120 revistas, 24.000 números de revistas, casi 18.000 autores y 13.000 series. Resulta especialmente interesante consultar la lista de relatos contenidos en cada número de una revista, y seguir las historias de un personaje en las distintas revistas que lo han presentado. La página también ofrece información sobre estructuras de microedición que publican cómics, como Hibou, Regards, Plotch Splaf y las (ahora tristemente desaparecidas) Editions du Taupinambour.

A pesar de su grafismo un poco anticuado, esta página da una impresión de omnisciencia sobre su tema y es una maravilla para los investigadores: si se es fan de las aventuras bélicas de Bill Flight de Fernand Cheneval en Héroic Albums justo después de la Segunda Guerra Mundial (ilustración 43), o si se prefieren las aventuras más pacíficas de la madre Tricota y Poindechainette creadas por Line Ledoux en 1950 y 1951 en Le Journal de Lisette (ilustración 44), aquí se podrá encontrar toda la información necesaria.

Ilustración 43: CHENEVAL, Fernand, Bill Flight, Heroïc Albums, 1945-1949.

 Ilustración 44:  LEDOUX, Line, Mère Tricota, Le Journal de Lisette, 1950-1951. 

Otras páginas web

Pimpf Wiki es otra página de cómics de quiosco; creada a finales de los años 2000, desapareció y fue restaurada y puesta de nuevo en línea en 2020. Su objetivo es recopilar una lista de petits formats, reuniendo publicaciones de unas setenta editoriales. Encontrará series con títulos tan sabrosos como Canard aux olives (ilustración 45) publicada por Les éditions de la Foux entre 1952 y 1953, falsos herederos de los movimientos libertarios de los años sesenta y revistas para adultos como Hippy (ilustración 46) publicada por Les éditions Idées Images.

Ilustración 45: "L'affaire de la Tob Oil Company", Le Canard aux olives nº 11, de la Foux, 1953.

 

Ilustración 46: Hippy nº3, Le meilleur de tous, Idées Images, 1969.

Le dictionnaire du petit format, una página también dedicada a los petits formats, ofrece algunos ejemplos de portadas, incluidos los primeros números de series de los años sesenta y setenta, como Zora (ilustración 47) o King Cobra (ilustración 48).

Ilustración 47: Zora, Kali nº 1, 1967.
 

Ilustración 48: King Kobra nº 1, 1977.

Los fieles seguidores de los superheroes de ayer y hoy pueden consultar la página web de Xavier Founier, gran conocedor de los héroes galos, tales como Masqué, Les Sentinelles, Démonax, Fantax, Le Lynx, Fulguros, Judex, Le Nyctalope, Atomas, Photonik, Mykros... o consultar sus libros y pódcast sobre el tema.

A modo de recordatorio, hay que mencionar también una página en inglés, CoolFrenchComics, creado por Jean-Marc Lofficier, que se adentra en el mundo francés de los cómics de quiosco y las novelas pulp y recupera algunos héroes sabrosos y olvidados, como Atomas (ilustración 49), aquí retomado por Pellos de Auguste Liquois.

 Ilustración 49: CHARROUX, Robert y PELLOS. Atomas, Mon Journal, 1948.

Páginas específicas

Aventuras y viajes

Algunas páginas están dedicadas a un editor o a una revista en particular. Es el caso, por ejemplo, de la página Mon Journal dedicada a la editorial Aventures y Voyages, que enumera sus revistas (75 títulos en total, incluidas las tres series de Akim) y proporciona las portadas de los números. La editorial fue fundada en 1946 en el marco del movimiento Combat por Bernadette Ratier, miembro de la Resistencia francesa, en una época en la que era mejor haber luchado en el buen bando para tener acceso al papel, un producto escaso en esta época. La revista Mon Journal duró tres años y la editorial se dedicó a publicar petits formats, principalmente con material importado de Italia, España y el Reino Unido. Aparecerían algunos pocos autores franceses, como Jean César y su Professeur Pipe (ilustración 50) en la revista Dakota.

Ilustración 50: Ilustración 46: CÈZAR Jean, Les mirobolantes aventures du Professeur Pipe, Les éditions du Taupinambour, 2013 (reedición).

 

Coeurs Vaillants

Otra página está dedicada a la revista Coeurs Vaillant (1928-1963), publicada por la Union des œuvres catholiques de France (que más tarde se convertiría en Fleurus), con portadas y ejemplos de páginas interiores de los distintos números. Cœurs Vaillants es conocida sobre todo por sus publicaciones seriadas de las aventuras de Tintín o Jo y Zette del propio Hergé. Tintín en el país de los soviets se publicó a partir de 1930 (ilustración 51). Le siguieron Tintin en Orient (1934-1935), Tintin en Extrême Orient (1935-1937), Tintin chez les Arumbayas (1937-1938), Le mystère de l’avion gris (1938-1939), Tintin en Syldavie (1939-1940), Tintin y Milou au pays de l’or liquide (1945), que, contrariamente a lo que podría pensarse, no son parodias del héroe belga, sino aventuras canónicas con títulos provisionales o revisados por la revista, que hasta su publicación en álbum no recibieron el título definitivo: Les cigares du Pharaon, Le Lotus bleu, L'Oreille cassée, L'île noire, Le sceptre d'Ottokar y Tintin au pays de l'or noir…

Ilustración 51: Cœurs Vaillants nº 8, 1932.

La página también ofrece una lista de publicaciones periféricas (como Âmes Vaillantes o Histoire et Joie) y curiosidades como las ediciones egipcia (1933-1943) y marroquí (1943-1945). Los lectores egipcios conocerán una parte de Tintín en América, pero ni el principio ni el final, sin duda para animarles a comprar el álbum publicado por Dar al Maaref (ilustración 52), mientras que los lectores marroquíes seguirán otra aventura, un tanto sorprendentemente titulada Tintín y Milou dans l'oreille cassée (ilustración 53). Además de ser periodista. ¿Tintin sería otorrinolaringólogo?

Ilustración 52: Tintin en Amérique, Dar al Maaref, 1946.

Ilustración 53: Cœurs Vaillants-Âmes Vaillantes Afrique nº 15, 1943.

 

Journal de Tintin, Line y Journal de Spirou

También hay que mencionar algunas páginas emblemáticas del cómic belga. Una está dedicada al Journal de Tintin, en todas sus encarnaciones: las ediciones francesa y belga (ilustración 54) entre 1948 y 1988, la versión holandesa Kuifje (ilustración 55) entre 1946 y 1993, así como publicaciones periódicas como Hello BD, Journal Junior y otras. Otra página está dedicada a su hermana pequeña, el semanario Line, “Revista de las chicas majas”[13] (ilustración 56) publicada por Raymond Leblanc entre 1955 y 1963, y finalmente una página que enumera las entregas del Journal de Spirou (ilustración 57), publicado entre 1938 y 2015. En todos los casos se muestran las portadas y a veces algunas páginas interiores.

Ilustración 54: Journal de Tintin nº 1, Dargaud, 1948.. Ilustración 55: Kuifje weekblad nº 1, De Lomberd Uitgaven, 1946.

 

Ilustración 56: Line nº 0, Raymond Leblanc, 1955. Ilustración 57: Spirou nº 1, Dupuis, 1938.

 

Sin ir demasiado lejos, también podemos mencionar las páginas dedicadas a un solo personaje: si, por ejemplo, se siente la necesidad de saberlo todo sobre el Gran Zarga, el mago de music-hall capaz de autohipnotizarse para dotarse de superpoderes; de Janus Stark, el hombre-anguila que, por definición, es imposible de encarcelar, o del Capitán Swing (Comandante Mark), su perro Puik (Flok) y el indio Hibou Lugubre (Buho Triste), basta con teclear sus nombres en un motor de búsqueda y en unos cuantos clics se obtendrá  información sorprendentemente completa.

 

DAR EL SALTO A LA REPRODUCCIÓN ÍNTEGRA

La presentación de los trabajos realizados para recuperar la memoria del cómic francófono provoca una mezcla de admiración y frustración. Admiración, en primer lugar, por los resultados obtenidos, fruto del entusiasmo, del esfuerzo y, en una palabra, de la pasión por el medio de los autores de enciclopedias y páginas web especializadas. Es justo reconocer que en las últimas décadas pocas obras han escapado a su escrutinio, en particular las que antes pasaban bastante desapercibidas, como los cómics de quiosco, las impresiones de prensa y los petits formats. Pero también frustración por no poder acceder a estas obras.

Varios factores obstaculizan la plena reproducción digital de las obras: el primero es, evidentemente, los derechos de autor. Para ser justos, las páginas estadounidenses que publican obras supuestamente libres de reproducción interpretan la ley a su manera, lo que significa evitar cuidadosamente los planetas de Marvel y DC, que al reciclar constantemente a sus héroes se apresuran rápidamente a blandir la espada de la justicia. Por otra parte, estas páginas muestran poca preocupación por los derechos de los autores independientes. Las propias instituciones francesas tampoco respetan la ley en cuanto de los derechos. Por ejemplo, la Biblioteca Nacional de Francia, que gestiona los derechos de autor en ese país, pone en línea en su página web escaneos de revistas que, aunque tengan más de setetnta años, contienen obras cuyos autores han fallecido hace menos de setetnta años y, por lo tanto, no son obras de dominio público. No se trata aquí de denunciar la vulneración de derechos por parte de unos u otros, ya que la norma en sí es absurda, como demuestra la lectura que hacen algunas instituciones como la arriba mencionada, y penaliza la imagen y el cómic.

La biblioteca de la Cité Internationale de la Bande Dessinée y de l'Image ofrece una ayuda inestimable al poner un gran número de publicaciones a disposición de los investigadores con suficiente tiempo como para hacer un viaje a Angulema. Si comparamos las cifras de las páginas web mencionadas y del CIBD, entre la mitad y los dos tercios de los títulos existentes están disponibles para su lectura. A lo largo de estas páginas hemos dado algunos ejemplos de referencias de cómics que tratan de la Resistencia francesa: las aventuras de Bernard Chamblet, las de Suzel y las historias de Marijac están disponibles en la biblioteca de Angulema, pero habrá que dirigir la búsqueda a otros lugares para encontrar las de Porteplum o Les trois maquisards. Si se teclea Fifi gars du maquis en el motor de búsqueda de la biblioteca, se obtienen 165.102 resultados, excepto, al parecer, el que buscamos. De ello se deduce, quizás, que no se han adquirido los tres volúmenes de la serie y que el motor de búsqueda no es suficientemente selectivo.

Buscar en otra parte puede significar recurrir a ese ser mítico cuya amistad todo aficionado al cómic sueña con cultivar: el generoso coleccionista que saca cuidadosamente de sus estuches de celofán los viejos tesoros que te faltan. También puede significar pasar tiempo en la red para hacerse con esos mismos tesoros a precios ridículamente bajos. Pero la realidad es obviamente muy distinta: por poner sólo dos de los ejemplos citados, Les trois maquisards le costará 55 euros y un solo número de Fifi gars du maquis se negocia a 300 euros en internet.

La página del quiosco Juventa y las páginas legales estadounidenses, como el Digital Comic Museum, alientan otro sueño: el de poner gratuitamente a disposición copias digitalizadas para su lectura y descarga. Se puede objetar que esto equivale a no atender a los derechos de los autores, editores y sus herederos, pero en ese caso, ¿por qué no solicitar su acuerdo, cuando sea posible (identificarlos no siempre es fácil)? El perjuicio económico es casi inexistente en la medida en que la inmensa mayoría de estas obras no están destinadas a ser reeditadas. También se podrían encontrar fórmulas más laxas, que ofrecen retirar las copias digitales si los titulares de los derechos así lo solicitan.

El libre acceso a estas obras también puede considerarse perjudicial para las librerías de cómics de segunda mano, como las francesas Fantasmak en París, Lire y chiner en Colmar, Le Papivore en Toulouse, Dolce Vita en Rouen, Le Grenier du Collectionneur en Montolieu o las belgas L'âge d'Or y Grandchamps-Fafouille en Charleroi. Pero, ¿es realmente así? Frente a álbumes más recientes y traducciones de cómics y manga, el interés de los compradores actuales por los tebeos de quiosco es probablemente limitado y el volumen de negocio generado debe ser mínimo. Además, es probable que a los verdaderos coleccionistas no les detenga la existencia de copias digitales; quieren las ediciones originales, su droga es de papel.

Basta con comparar el mundo del cómic con el de la música, donde casi todo está disponible en internet, desde las primeras grabaciones. Tenemos que inventar un modelo parecido o simplemente reformar las reglas y proporcionar libremente los cómics antiguos al cabo de un plazo razonable, que no exceda veinte o treinta años. No seamos tímidos, sigamos el ejemplo de instituciones honradas como la BnF o la Cité y pisoteemos a paso ligero normas que no benefician a nadie y que sí perjudican el conocimiento y el estudio. Publicar íntegramente una obra abandonada y ponerla a disposición del público es una forma de rendir homenaje a sus autores, a su editor y a sus herederos. Es también, para investigadores académicos, hasta ahora ávidos y frustrados, un modo indispensable y urgente de recuperar una parte fundamental de la memoria del cómic para su análisis.

 

NOTAS

[1]     Tebeos populares en formato de bolsillo, con un tamaño generalmente de 18x13 cm en blanco y negro.

[1]     Según los pocos privilegiados que han tenido acceso a sus aventuras, entre los que no se encuentra el autor de estas páginas.

[2]     MEDIONI, Richard (2012): Mon Camarade, Vaillant, Pif. l’Histoire complète, Vaillant Collector.

[3]     Con algunas excepciones: véase en particular FOURNIER X. (2014) Super-héros: une histoire française, Huginn Muggin y ORENZ Désirée, “Super-héros y science-fiction française dans l’immédiat après-guerre”, ReS Futurae nº14, 2019. Disponible en línea en: http://journals.openedition.org/resf/3651.

[4]     Clones de Tarzán como Sandor, Kaanga, Rugha y sus versiones femeninas, Sheena, Rulah, Shanna y muchas otras. El término fue acuñado por Francis Lacassin.

[5]     Parafraseando a La Fontaine: « ces raisins sont trop verts y bons pour les goujats ».

[6]     “BDM” es un acrónimo de los tres pilares de la enciclopedia, Michel Béra (la B), Michel Denis (la D) y Philippe Mellot (la M).

[7]     BDM pretendía ser exhaustiva al menos hasta la vigésima edición (2015-2016), en la que se enumeraban unos 130.000 álbumes, pero ahora se concentra en las obras con precio de referencia.

[8]     Los editores más apegados al derecho de cita no se atreven a reproducir ni una sola viñeta de las obras de Hergé o Cabu, por citar sólo a dos titulares de derechos especialmente combativos.

[9]     Se citarán más adelante algunas iniciativas públicas y privadas, de alcance limitado.

[10]   El autor de estas páginas solicitó permiso para publicar dos viñetas secundarias en un artículo científico para mostrar el cambio de estatus de la mujer en la serie Star Trek y recibió una carta de DC, amenazándole con emprender acciones legales si no se retractaba.

[11]   A excepción de los cómics eróticos, de los que Francia siempre ha sido un gran productor, que pueden encontrarse en páginas de diversos orígenes sin preocuparse demasiado por los derechos de autor.

[12]   Fuente : Gallica, Bibliothèque Nationale de France. Disponible en línea en: https://gallica.bnf.fr/accueil/fr/content/accueil-fr.

[13]   «Journal des chics filles» en el francés original.

Creación de la ficha (2023): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Michel Matly (2023): "En busca del cómic perdido. Recuperación de la memoria del cómic en francés y otros idiomas raros", en Tebeosfera, tercera época, 24 (22-XI-2023). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 27/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/en_busca_del_comic_perdido._recuperacion_de_la_memoria_del_comic_en_frances_y_otros_idiomas_raros.html