LOS COLORES DE LA OSCURIDAD
PEDRO PIEDRAS MONROY

Title:
The colors of darkness
Resumen / Abstract:
Reseña de El cielo en la cabeza, obra de Antonio Altarriba, Sergio García y Lola Moral / Review of El cielo en la cabeza, a work by Antonio Altarriba, Sergio García and Lola Moral
Palabras clave / Keywords:
Emigración/ Migration

LOS COLORES DE LA OSCURIDAD

El cielo en la cabeza, de Antonio Altarriba, Sergio García y Lola Moral

 

En la punta del iceberg de la realidad, la prensa, el flash, el último apunte que nos hace el algoritmo habla de un congoleño que ha agredido a un policía y va a ser encarcelado. Por debajo del hielo, en las profundidades congeladas del mismo mundo, una vez más, el corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, cantado una y otra vez como si ya no fuera una novela sino un oscuro poema épico, esta vez sin aquellas repeticiones que con tanto acierto estudiara el gran Alexander Viesielovsky (Roldán moribundo tocando una y otra vez su olifante) sino como una non-stop Bildungsroman —con adherencias, cómo no, a El arte de volar o El ala rota— que en lugar del río remontara el oscuro camino de la migración hacia Europa.

Oscuro. Todo oscuro. El descorazonador viaje de Nivek, el protagonista de El cielo en la cabeza, empieza desde la negrura de un agujero bajo tierra en las minas de coltán del Congo y avanza por un universo desprovisto de toda piedad. Morir, matar, vivir, violar, amar, comer, sufrir, ayunar, todo el descontrolado espectro de acciones que alberga la vida se sucede en esta novela gráfica sin apenas lugar para la tristeza, el arrepentimiento o el luto. Siempre que el adjetivo humano pueda considerarse algo positivo, toda la peripecia de nuestro protagonista se mueve en el límite mismo de ese atributo. Allí, sin embargo, donde habitan las criaturas que pagan con su vida un día tras otro por el bienestar del mundo rico, cualquier sistema de derechos parecería comprometer el correcto funcionamiento de las cosas. Para que nosotros vivamos en la opulencia, tiene que haber un mundo martirizado, esclavizado, humillado, exterminado, deshumanizado, desalmado, que apenas puede hacer otra cosa que huir, que venir hacia acá.

Y, sin embargo, la gran epopeya de Nivek, el guerrero, atraviesa una geografía mágica, de selvas, sabanas, desiertos, mares y ciudades, que llevan a su protagonista a ser, a veces, el Lazarillo de Tormes, a veces, Kim de la India, a veces, Gladiator, con la sola coherencia que impone el viaje. En El cielo en la cabeza hay noches en la selva y pigmeos cazando elefantes, hay masacres en aldeas, combates de guerrillas, reinos perdidos que buscan su nuevo rey, hechiceros que curan y que hablan con los árboles, mercados de esclavos, pateras, mafias… todo cabe en él, igual que en el Quijote caben las docenas de pequeñas historias que concitan al hidalgo y su escudero a sentir y a tomar parte.

La mirada del niño, que se ha hecho mayor a la fuerza y que guarda en su retina el horror indecible, sin tener ni siquiera el derecho a la culpa, capaz de presenciar sin pestañear monstruosidades y maravillas a partes iguales, acaba un día en la pétrea Europa, en ese entzauberte Welt, en ese mundo deshechizado del que hablaba Max Weber —perfecto contrario del viaje—, estéril y estúpido, incapaz de renunciar a nada ni de decrecer ni de acercarse al núcleo de una verdad, que de ningún modo quiere escuchar nada que pueda sacarlo de los raíles de sus delirios de progreso.

Antonio Altarriba, Sergio García y Lola Moral han construido con El cielo en la cabeza un poema tan acre como el mundo, pero tan bello como él, con una historia directa, sin azúcar, con un dibujo claro, por momentos naíf, por momentos expresionista, de una inusitada fuerza, incapaz de someterse a los dictados de la viñeta, sin perder nada del rigor narrativo y acompañado por una coloración rotunda y preciosista, que —sin darnos cuenta— se convierte en el hilo conductor de un conjunto de universos y acciones que de otro modo resultarían inconexos.

Decir que El cielo en la cabeza es una obra necesaria, a día de hoy, resulta tan vacío como ñoño. Quienes no sepan, a estas alturas, nada del monstruoso crimen sobre el que se apoya nuestro pequeño paraíso neoliberal seguramente no vayan a leer esta novela gráfica ni a entender nada. Sin embargo, quienes lo conocemos o quienes lo imaginamos tenemos en este extraordinario trabajo una puerta abierta, actualizada a nuestro momento y nuestra sensibilidad, desde la que acceder a una nueva forma de consciencia y de compromiso.

 

 

Creación de la ficha (2023): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Pedro Piedras Monroy (2023): "Los colores de la oscuridad", en Tebeosfera, tercera época, 24 (22-XI-2023). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 27/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/los_colores_de_la_oscuridad.html